El sábado amanece con lluvia y con la necesidad de terminar el tema nº3 de las todavía no convocadas oposiciones. Hay juegos gigantes de la ludoteca en el parque y hay que comprar víveres, comer y pasar a visitar a la Sra. Tsalera. Zaragoza ya. Paso por casa de O y le devuelvo (al fin) unas sábanas, nos vamos hacía el Teatro de las esquinas y como nos cuesta aparcar nos ponemos al día. Estamos en nuestro mejor momento, gritamos con las ventanillas bajadas. Bueno yo de esto, no estoy nada seguro.
Llegamos con el café literario ya en marcha, Antonio Orejudo leyendo, le pone ganas. El poeta, pues algo más blanducho. La voz le va y le viene, siento no haber leído nada suyo y no lo he disfrutado. Si que he disfrutado hablando a escuchete con L y con M, que ya estabán allí y con los que he compartido algunas bromas. Después de un relato escabroso leído en voz alta por el Sr. Orejudo y con numerosas risas descontroladas entre el auditorio, el acto c'est fini!. Llega S. Nos metemos para el auditorio que le toca al turno a la pareja formada por Alejandro Simón Partal y nuestra adorada Christina Rosenvinge, un extracto de su espectáculo Antagonistas. Que pelazos, que delgados. M dice que tienen que ser vegetarianos, yo creo que igual son celíacos. Y ahí estamos en familia, tarareando por lo bajini alguno de los temas (por el camino me siguió, al anochecer, me dió la mano y me gusto... al anochecer). Éramos pocos, porque el país estaba viendo la final de la Champions, todo era cercano, las risas, las miradas y Christina decidió cantar sin micro, guitarra en mano, para que nos hicieramos la idea de como sonaría la canción en formato trovador. Aplausos, despedida y me compro el libro del mozo (¡que alto!), pero no el nuevo como sugería L, sino el anterior.
Hemos subido al bar del teatro a echar unas cañas y ver como iba el futbol. Rosenvinge & company también han llegado. Y aunque yo no llevaba mis gafas creo que la chica, no es vegetariana. I, L y yo hemos partido hacía una nueva aventura, una nave en un polígono. Actuación especial (todas son especiales) de The Balaguers, el grupo que intentará poner de moda en este país el ukelele caspa. Nos han dado migas para cenar y nos hemos tenido que tragar unos teloneros insufribles, a los que solo perdonamos porque era su primer concierto. Sinceramente alguien tendría que hablar con ese cantante y decirle la verdad. Pero no seré yo, que no le conozco. Al terminar el concierto estoy completamente agotado y afortunadamente nos llevan a casa.
Domingo, desayuno con prensa y croissant. I love you L. Coche, carretera y al pueblo. He sacado un rato a Pollito, tomado café con M y votado en soledad. Mi amor por la democracia es intermitente, pero el hecho de que estas elecciones sean a circunscripción única, es un atractivo ante el cual es difícil no caer rendido. Después con mi hermano hemos cogido una tortuga veloz que andaba despistada por medio de la calle. He subido a mi madre al jubilao y listo. Mañana lunes, que ilusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario