viernes, 16 de mayo de 2014



¡Será tu impulso, corazón!

Quemado y rojo Aragón.

Ni un árbol, ni un matojo,

rocas tan solo y bochorno.

 

¡Lo darías todo por un sorbo!

Balas, polillas diminutas.

Gas de correr y conseguir llegar…

Y recordar cómo de niño te llamaba tu mamá.

 

Las piedras rojas. El humo azul.

Un cañoneo breve; el crepitar

de las ametralladoras, que callan luego. 

Fue aquí, guerra, donde te encontré.

Sueño profundo, sopor del mediodía.

Extremo de desesperación es Aragón.

 

                                     Iliá Ehrenburg (1938)

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