martes, 24 de junio de 2014

Cosas que me faltan por hacer en la vida.

Hace mucho que no me daba por hacer listas, pero la semana pasada al ver a @AntoniaNadall ejercer sus labores de secretaría de jurado del Festival Internacional de Cine de Huesconsin algo hizo click en mi cabeza y se me abrieron varias ventanas (en cascada), con estas cosicas:
  • Ser secretaria de jurado en el Festi de Huesca.
  • Tomar el té con ipebam en un rinconcito cercano a la plaza de Registán en Samarcanda
  • Ser profesor de FOL.
  • Tener un par de calcetines de esos que tienen los dedos separados como si fueran guantes. 
  • Hacer un trio cuarteto.
  • Terminar de ilustrar y maquetar el cuento de Fermin.
  • Comprarme una chupa de cuero.
  • Pegarme un verano en Folegandros.
  • Ver a Nacho Vegas en directo (y que no sea en un festival). 
  • Adoptar un negrer. 
  • Jugar con J.Passepartout nuestro siempre aplazado primer partido de padel. 
  • Entender a los demás. 
  • Escribir una novela de amor.
  • Despertar el tigre que hay en mí.

martes, 17 de junio de 2014

My life in Huesca

Hay días en los que tomo café en un triste bar, que no es lo mismo que un bar triste, solo porque la camarera me dice “cari”. Bueno por eso y porque me cae realmente cerca del trabajo. Hoy hemos subido un escalón más en la carrera de los afectos y me ha dicho, “ahí tienes guapura”. Continuará.

miércoles, 11 de junio de 2014

Libertad. Jonathan Franzen

Me declaro ajeno a todas las discusiones existentes en la blogosfera entorno a la figura de Jonathan Franzen. Vamos ni creo que sea el gran autor norteamericano de nuestros días, ni que escriba truños carentes de todo interés. Me quedo con las ganas de leer su anterior novela (Las correcciones), pero de momento todavía cuando voy a acostarme acude a mi cabeza Walter y su obsesión con preservar el hábitat de las aves canoras y de advertirnos de los peligros de la superpoblación del planeta. También asoma la indecisión vital de Patty, y claro como no pensar en Richard (cantante de los Traumatics y de Walnut Surprise) en el que es imposible no ver reflejado a tantos rock-folk-singers de la escena alternativa norteamericana, por aparecer hasta en ocasiones se me cuela la estúpida seguridad de la joven Lalitha.


Es verdad que no es una novela que te enganche con el primer párrafo, pero cualquier lector mínimamente entrenado (que haya superado la fase de El Barco de vapor), descubrirá el interés de adentrarse en los entresijos de esta dysfunctional happy family.

Pobre Walter. Primero había dejado de lado sus sueños de actor y cineasta por un sentido de la responsabilidad económica para con sus padres, y después, en cuanto su padre lo liberó con su muerte, fue a juntarse con Patty y dejo de lado su aspiración de salvar el planeta y entró a trabajar en 3M, par que Patty pudiera tener su fabulosa casa antigua y quedarse allí con los niños. Todo ocurrió casi sin siquiera planteárselo. Él se entusiasmaba con todos los planes que la entusiasmaban a ella, se entregó a la reforma de la casa y a defenderla contra su familia (…). En los primeros años, era tal su fervor por Patty que a sus ojos ella no podía hacer nada mal. Y sin duda fueron muy buenos años.

martes, 3 de junio de 2014

Nunca he estado en mi mejor momento

Hace unos meses hablando de no sé muy bien qué con @pibarrio, caí en la cuenta de que nunca he estado en mi mejor momento. No le había dado más importancia hasta que la semana pasada, como ya conté aquí, recorriendo Zaragoza con O de copiloto, nos echamos unas risas diciendo que estábamos en nuestro mejor momento. Pero… yo no lo dije muy convencido, porque no creía estarlo. Vamos que creo que nunca lo he estado. Una vez estuve en un tris. Pero me quede en las puertas. Me pregunto como será y si llegará algún día. Debe estar guay eso de hinchar pecho, lanzar la mirada al horizonte y decir,ο χρόνος είναι τώρα!.
Pero vaya que a mi no me ha pasado. ¡Ojo, que mira que he estado bien en muchas ocasiones! Que yo he sido de los que se mueven con soltura por la parte media-alta de la tabla. Pero lo que es arriba, arriba, como que no. Siempre tengo una china en el zapato, una paja en el ojo, un no sé qué, que me impide llegar. Aunque a veces me da por pensar ¿y si ya he hecho cumbre? si ya he visto amanecer por encima de las nubes, dormido coronado de estrellas… bueno que no, que yo creo que no y punto.