Quedar para ir de rebajas, aunque vayas a tiendas donde no han empezado, no tiene precio. Juntarse con la Puisac family casi al completo en la esquina de Mango y que la matriarca te cuente que conoce a alguien que ha enmarcado la foto de Norma Duval que regalaron en la inauguración de Punto Roma (donde también regalaron una flor y una bufandeta), tampoco tiene precio. Comer en el escenario de una especie de teatro, escoltados por dos grandes ventiladores y un enjambre de amables camareros, sí que tiene precio 11.50€. Que Eleni Jamón, te mandé un articulo de Ray Loriga en el que descubres que estas haciendo últimamente exactamente lo mismo que él, te deja de piedra. Ver a la hija de Anabel en la portada del Altoaragón, debajo de una mesa colgada del techo, te saca la sonrisa. Escuchar a tu compañera de oficina decir "Lo peor de estas cosas… es estar en medio, que ni picha ni floja”, te saca la carcajada. Querer ir a Por Aventura o al Aquarpark y que tu prima organice una cena familiar con visita a la Sagrada Familia, es una putada. Comprarte los ya tradicionales calzoncillos de después del examen y que te vengan pequeños, es ser un poco cortico. Haber acabado parte de tus obligaciones y que aún así el día no te “cunda” para todo lo que tienes que hacer es señal de que algo no funciona. Que tengamos tanta gente en el hospital estos días, es una putada. Estar todo el día entorno a los 35º también. Comer ganchitos con champan rosé, celebrando el cumpleaños de Cristina, sobre el tejado del ayuntamiento con la catedral de fondo, es un manera cojonuda de dar la bienvenida al verano.
viernes, 24 de junio de 2011
jueves, 16 de junio de 2011
Amigos, esto se acaba
Esta semana acabo las clases en Zaragoza. La recta final ha sido dura y he pasado de puntillas por lugares que me interesaban. Los trabajos se quedaran haciéndome compañía un tiempecito más. Después habrá que hacer las prácticas y ese trabajo fin de master que aún no he decidido sobre qué. A veces -solo a veces- mi vida me da mucha pereza.
sábado, 11 de junio de 2011
Huesca International FIN Festival
Esto se acaba. No puedo creer que vaya a poder alejarme por unos minutos del teléfono móvil. Que no voy a tener la web de Renfe como página de inicio perpetua en mi ordenador. Que no voy a estar en un ¡ay! porque se me quede alguien colgado en un aeropuerto o en una estación. Adiós a organizar los horarios de los coches oficiales. A tener siempre una respuesta para una pregunta. A no pisar un cine, a pesar de que parece que vivimos dentro de una película. Nunca pense que tendría tantas ganas de colgar el cartel de FIN.
domingo, 5 de junio de 2011
Domingos laborables
Es rara la fauna que te encuentras por la calle el domingo bien de mañanas. El día esta fresco y en la escenografía habitual ya hay parte de los personajes secundarios dando el callo. Esta la señora alta (que conozco de su trabajo en Jaca) sentada en el banco frente al Oscashop, me da por imaginar que piensa con nostalgia en la vida a la que tuvo que renunciar por cuidar de una (supuesta) madre manipuladora y autoritaria. No podía faltar el señor bien vestido y de cara colorada, con el que me cruzo al menos una vez cada día. Veo sobresalir de su manta los pies del señor que duerme en el cajero de la esquina. Paso frente a un bajo y siento un deseo imperioso de darle los buenos días a la señora que mira tras la ventana apartando el visillo con su mano huesuda y cansada. Me meto en un bar (por eso del café) y veo las fotos de la final femenina de Roland Garros. Ha ganado una china. No puedo evitar recordar esa final del 2000 que vi en la Bodeguita comiendo una ración de pulpo a la gallega. Eran otros tiempos. ¡Otra década!. También curraba algún domingo y tenía diferentes compañeros de reparto en mi vida. Pago y me voy. Antes de entrar al trabajo, paso por la acamapada de los indignados y compruebo que todo esta en calma, subo las escaleras hasta la oficina del Festival de esta ciudad (en la que nunca pasa nada), todo sigue en su (des)orden, me siento y preto el botón del ordenador.
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