Yo que no hace mucho caí rendido ante los encantos de Mercadona, que atesoré incuantificables Hacendados, Deliplus y Bosques Verdes… ahora vago desorientado por los Ifas y Eroskis en busca de marcas, de un poco de color, de variedad.
Cuando decido ir al Lidl, es día de fiesta, alegría desbordada por el pasillo central que es una plaza mayor el día del patrón. Objetos inclasificables, cientos de sobres con semillas que nunca crecen, nombres impronunciables con varias consonantes seguidas, tamaños y formas aún por descubrir. Que jolgorio. Y lo mejor… ir en buena compañía para comentar la jugada in situ. La calidad no sé si es cara, pero en Lidl yo desde luego me lo paso en grande.
2 comentarios:
Que lejos me cae a mi y con estos horarios!
Los sobres de semillas sí crecen, aunque solo echan mala hierba...
Yo siempre acabo con algún objeto de esos que jamás creías que existían, y que luego son la mar de útiles.
Hay que diversificarse. Le daremos un bote de confianza.
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