Ella viene de vez en cuando. Cruza el océano y con una agenda imposible nos salpica de historias inverosímiles, nos introduce nuevas expresiones para nuestra comunicación cifrada, nos contagia su derroche de energía, toca de refilón penas ya mitigadas e inevitablemente nos pone a hacer planes futuros.
Gracias maja. A tu lado, me siento menos insignificante. Así que aunque un poco de forma egoista, por lo que me haces sentir cuando estoy contigo, bueno y por esas delicias con las que iluminas mi despensa… ¡gracias!.
2 comentarios:
Te amo cachorrete!
pero que majico que es el albertico madre!!!!!!
besotes maño!!
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