Ayer nos topamos con nuestra primera procesión oscense, así, de casualidad. Y aunque no somos muy fanáticos de este tipo de eventos (y mira que nos hacemos fans casi de cualquier cosa…) nos aventuramos a recorrerla entre el chascarrillo y el comentario a lo bajini.
Muchos equipos pero con poca gente. Bien separados para cundir más. Los primeros, los de la bandera, eran o grandes o gordos.Tambores solo llevaban los primeros y los últimos, pero tocaban flojer. Poco ruido y muchas nueces. Mucho bicolor, los colores de sus sayos se volvían mas temerosos conforme llegaba el final. Los que más miedo daban eran los que andaban junto al paso. Paso representando la última cena… ¿pero cuanto duró esa cena?
Menos mal que hoy "amiga P" me ha aclarado cosas, como que algunas procesiones se dedican a mover los pasos desde el lugar del que han estado guardados hasta el que será su lugar de origen. Vamos, a mover los muebles de sitio, pienso yo, y a desempolvar las enaguas.
En fin, que sigo sin entender muy bien a esta tribu urbana, y los eventos festivaleros que frecuentan. Y que me queda la duda de si tanto equipo y tanto color no tendrán nada que ver con la alineación futbolera de alguna "championlí".
3 comentarios:
ja,ja,ja, por alusiona a mi guchitape os dire que a mi las procesiones tambien me encantan, pero yo me decepcione un poco (tambien vi la de ayer un poco mas tarde que vosotros), no iba nadie descalzo ni se hacian mal en los nudillo... las de Zaragoza, esas si que son procesionacas!!!, lo siento oscenses, en eso (en tiendas tambien..) no superan.
Mi primera vez fue en Sevilla... eso si que es "heavy"
Se me ponen los pelos de puntaaaaa
Entre la procesión y la cena viejuna de ayer... estamos de un clásico bastante subido, ¿no?
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