Hace tiempo que estaba en la estantería pero no le había hecho mucho caso, pero como nada es para siempre… me lo he ventilado en un fin de semana de piscina. Este lo compré porque el anterior libro de relatos de Grasa, me había encantado (aunque tenía una de las portadas más horrorosas que se puedan diseñar), creo que le dieron un premio y todo. Pero bueno esto es otra historia porque para empezar es una novela y aquí muchos de los trucos del relato sirven de poco. El libro tiene un arranque esplendido, la familia, la infancia, las pequeñas miserias cotidianas, todo narrado con ese frío bisturí que a mi tanto me gusta. Párrafos parcos en palabras y donde toda emoción parece tener delante su dique insalvable, del cuál poco se llega a saber. Aunque entre tanto desapego siempre hay algún que otro rayo de ternura. Como buen texto iniciático también tiene cierta dosis de viajes, al que le añade una pizca de realismo sucio con especial atención a sus encuentros sexuales. Una entrada titubeante en la edad adulta completa la novela. Después de leerlo podría unirme a esos que dicen que Ismael Grasa y Cristina Grande son las grandes promesas de la literatura aragonesa, pero claro para ello tendría que tener alguna extraña razón que me llevase a pensar que ese género existe.
Una novela de trazo uniforme pero de intensidad desigual, que deja cierto regusto de oportunidad fallida.
Una novela de trazo uniforme pero de intensidad desigual, que deja cierto regusto de oportunidad fallida.
3 comentarios:
Dudas de la existencia de las jovenes promesas de las letras aragonesas? no he leido nada de el, tendre que hacerlo para tener un criterio y no hablar por hablar.
jeje, no voy a entrar al trapo, pero me encantan tus críticas literarias.mrt
a mi me gusta el perruchón
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