No fumo. Pero voy mucho a este estanco de la calle mayor, dentro venden unas postales de hilos que valen mucho más del euro que me cuestan. Y por si este fuera poco motivo para ir por allí, esta el trato esmerado de sus propietarias y el hecho que veis en la foto. Desde hace unos años sus vitrinas-escaparate tienen una decoración única en la ciudad y vete tu a saber si en el mundo. Que pureza de líneas, sencillez zen, poesía mercantil. Un descanso para la vista en esta calle tan asociada a la saturación y a los himnos etílicos, una calle que con guiños como este, nos devuelven los pies a la tierra, a esta; fría, dura… pero de la que sin duda, siempre puede surgir una chispa de belleza serena. He dicho.
3 comentarios:
Al...suspiro...que bonito...
Muaksss
V.
Que te emocione el escaparate de un estanco me emociona a mi tambien.
Nunca me habia fijado, gracias a ti la proxima vez me fijare...
Ay que ver que observador eres.
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