Hoy he hecho uno de mis últimos viajes a Discordia. Me he estado resistiendo a que llegara este momento, entre otras cosas, por causas de fuerza mayor que ya he relatado. He recogido mis últimas pertenencias, las he cargado en la furgoneta y he cerrado la puerta con doble vuelta de llave, en sentido contrario, sí. Son pocas escaleras de bajada, pero me ha dado tiempo a rememorar algunos recuerdos, aún cercanos…
La Suka con sus pseudo-calcetines de invierno, Hembra Beta y yo riendo detrás como crías que regresan de hacer angelitos en la nieve. Mi niñas corriendo por el pasillo y gritando “tieta, ¿donde estás?”, cargadas de energía. Ojal-a llegando cargado siempre de bultos, y madalenas de la panadera de Lanaja. Un pequeño reducto monegrino en las jacetanias. La jerezana que estaba poco, pero siempre traía esa alegría característica del sur. Visitas, muchas, siempre agradables, a veces improvisadas. Mi habitación, blanca inmaculada, un remanso de paz. Esa lámpara que al principio no podía mirar, y a la que acabé cogiendo cariño. El cuartuchón-vergel y los talleres de jardinería de interior. Variopintas selecciones musicales sonando desde el cuarto de baño. La compra en el Día%, cada precio es una oferta. Tuper diario para la oficina, este es tuyo, este es mío, me falta la tapa, y este… ¿de dónde ha salido? Festivales decadentes. Tapas aceleradas. Caipiriñas en La Bici. La Venecia jacetana. Siempre haciendo maletas para iniciar otro viaje, a veces cercano, a veces lejano, unos de trabajo, otros puramente ociosos. Y regresar a esa casa enorme sólo para mí, segunda residencia en las montañas. Un hogar para la recuperación y la creación. Un hogar bloguero.
Me gustó vivir allí. Empezó casi un año atrás, también nevaba. La mudanza fue atropellada, como la que vuelvo a hacer ahora, como todas. Mudanzas físicas y de pensamiento. La teoría de los círculos se confirma. Otro día la explico, hoy sólo puedo decir “adiós Discordia, adiós”. Me queda esta bitácora, in memoriam.
La Suka con sus pseudo-calcetines de invierno, Hembra Beta y yo riendo detrás como crías que regresan de hacer angelitos en la nieve. Mi niñas corriendo por el pasillo y gritando “tieta, ¿donde estás?”, cargadas de energía. Ojal-a llegando cargado siempre de bultos, y madalenas de la panadera de Lanaja. Un pequeño reducto monegrino en las jacetanias. La jerezana que estaba poco, pero siempre traía esa alegría característica del sur. Visitas, muchas, siempre agradables, a veces improvisadas. Mi habitación, blanca inmaculada, un remanso de paz. Esa lámpara que al principio no podía mirar, y a la que acabé cogiendo cariño. El cuartuchón-vergel y los talleres de jardinería de interior. Variopintas selecciones musicales sonando desde el cuarto de baño. La compra en el Día%, cada precio es una oferta. Tuper diario para la oficina, este es tuyo, este es mío, me falta la tapa, y este… ¿de dónde ha salido? Festivales decadentes. Tapas aceleradas. Caipiriñas en La Bici. La Venecia jacetana. Siempre haciendo maletas para iniciar otro viaje, a veces cercano, a veces lejano, unos de trabajo, otros puramente ociosos. Y regresar a esa casa enorme sólo para mí, segunda residencia en las montañas. Un hogar para la recuperación y la creación. Un hogar bloguero.
Me gustó vivir allí. Empezó casi un año atrás, también nevaba. La mudanza fue atropellada, como la que vuelvo a hacer ahora, como todas. Mudanzas físicas y de pensamiento. La teoría de los círculos se confirma. Otro día la explico, hoy sólo puedo decir “adiós Discordia, adiós”. Me queda esta bitácora, in memoriam.
6 comentarios:
Jo tieta te vamos a echar mucho de menos, mucho, muchisimo...
anda que no saber quien es Aitana, tampoco tienes TDT en la burbuja?
¿Y adónde van a ir a parar ahora tus tupers?
Muchos besos para el camino.
San.
Pues sí, parece que el tiempo de discordia se va agotando. Pronto haremos el reparto de plantas, de especias y giraremos la llave (al revés) definitivamente. Fuera nieve y áboles tronzados, no se me ocurre mejor banda sonora para el momento que ese “japi polla” que has puesto ¿tú que opinas hembra-b?
¿que qué opino?
a mi el hopippolla me ha llegado al alma...
Discordia supuso un "antes" y, sobretodo, un "después" para mi. Esa puerta tenía la llave, al revés, pero la llave.
Y fíjate si ha sido bueno que de ello quedará este blog que se fraguó entre gritos-pseudo-canciones, esquejes, cajas y lámparas vintages.
No sigo que se empañan las gafas....snif, snif.
LOL
Ya me estáis devolviendo el tape del túper que no sabéis de dónde ha salido seguro que es de mi madre...
besos y feliz nueva etapa a los tres...que estáis que no paráis...
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