domingo, 25 de mayo de 2014

Something for the weekend

El sábado amanece con lluvia y con la necesidad de terminar el tema nº3 de las todavía no convocadas oposiciones. Hay juegos gigantes de la ludoteca en el parque y hay que comprar víveres, comer y pasar a visitar a la Sra. Tsalera. Zaragoza ya. Paso por casa de O y le devuelvo (al fin) unas sábanas, nos vamos hacía el Teatro de las esquinas y como nos cuesta aparcar nos ponemos al día. Estamos en nuestro mejor momento, gritamos con las ventanillas bajadas. Bueno yo de esto, no estoy nada seguro.

Llegamos con el café literario ya en marcha, Antonio Orejudo leyendo, le pone ganas. El poeta, pues algo más blanducho. La voz le va y le viene, siento no haber leído nada suyo y no lo he disfrutado. Si que he disfrutado hablando a escuchete con L y con M, que ya estabán allí y con los que he compartido algunas bromas. Después de un relato escabroso leído en voz alta por el Sr. Orejudo y con numerosas risas descontroladas entre el auditorio, el acto c'est fini!. Llega S. Nos metemos para el auditorio que le toca al turno a la pareja formada por Alejandro Simón Partal y nuestra adorada Christina Rosenvinge, un extracto de su espectáculo Antagonistas. Que pelazos, que delgados. M dice que tienen que ser vegetarianos, yo creo que igual son celíacos. Y ahí estamos en familia, tarareando por lo bajini alguno de los temas (por el camino me siguió, al anochecer, me dió la mano y me gusto... al anochecer). Éramos pocos, porque el país estaba viendo la final de la Champions, todo era cercano, las risas, las miradas y Christina decidió cantar sin micro, guitarra en mano, para que nos hicieramos la idea de como sonaría la canción en formato trovador. Aplausos, despedida y me compro el libro del mozo (¡que alto!), pero no el nuevo como sugería L, sino el anterior.

christina

Hemos subido al bar del teatro a echar unas cañas y ver como iba el futbol. Rosenvinge & company también han llegado. Y aunque yo no llevaba mis gafas creo que la chica, no es vegetariana. I, L y yo hemos partido hacía una nueva aventura, una nave en un polígono. Actuación especial (todas son especiales) de The Balaguers, el grupo que intentará poner de moda en este país el ukelele caspa. Nos han dado migas para cenar y nos hemos tenido que tragar unos teloneros insufribles, a los que solo perdonamos porque era su primer concierto. Sinceramente alguien tendría que hablar con ese cantante y decirle la verdad. Pero no seré yo, que no le conozco. Al terminar el concierto estoy completamente agotado y afortunadamente nos llevan a casa.

Domingo, desayuno con prensa y croissant. I love you L. Coche, carretera y al pueblo. He sacado un rato a Pollito, tomado café con M y votado en soledad. Mi amor por la democracia es intermitente, pero el hecho de que estas elecciones sean a circunscripción única, es un atractivo ante el cual es difícil no caer rendido. Después con mi hermano hemos cogido una tortuga veloz que andaba despistada por medio de la calle. He subido a mi madre al jubilao y listo. Mañana lunes, que ilusión.

lunes, 19 de mayo de 2014

Los amores breves

La vimos al salir del bar. Rotulador negro sobre pared desconchada. Momentos antes me habías estado contando los detalles de tu último viaje. Una escapada hacía un país que nunca hubieras visitado de no haber caído recientemente en las garras de l'amour. Me contaste vuestros paseos en barca, los menús de los restaurantes, los snacks que debían acompañarse de cerveza y otras veintipico pequeñas curiosidades. Te dije que hicieras esta foto. Siempre nos gusta reconocer el ingenio de los que hacen que la calle hable. Dos días después me enviaste unos Whatsapps para decirme que lo habíais dejado. Entonces pensé en la fugacidad de la vida, en lo esquiva que se empeña en mostrars la felicidad y en está foto.


viernes, 16 de mayo de 2014



¡Será tu impulso, corazón!

Quemado y rojo Aragón.

Ni un árbol, ni un matojo,

rocas tan solo y bochorno.

 

¡Lo darías todo por un sorbo!

Balas, polillas diminutas.

Gas de correr y conseguir llegar…

Y recordar cómo de niño te llamaba tu mamá.

 

Las piedras rojas. El humo azul.

Un cañoneo breve; el crepitar

de las ametralladoras, que callan luego. 

Fue aquí, guerra, donde te encontré.

Sueño profundo, sopor del mediodía.

Extremo de desesperación es Aragón.

 

                                     Iliá Ehrenburg (1938)

martes, 13 de mayo de 2014

Yo, que vi dinosaurios (por ti)

Era la semana pasada. Estaba en El Pueyo de Jaca. El curso tocaba a su fin y la coach nos mando por parejas a pasear por las inmediaciones del aula. Hacía un día espectacular. Soleado, temperatura agradable, pero nada de mangas cortas. Teníamos que hacer el paseo en inglés. No recuerdo muy bien que teníamos que contarnos pero sé que después había que explicarlo en el aula. En el prado de debajo pastaban una yeguas con sus potros de días. Nos acercamos para verlas mejor. Saqué el móvil e hice una foto con el fondo de Peña Telera. Guardé el móvil y seguimos caminando. Tanto, que volvimos tarde al aula. Ya estaban con la evaluación. Silencios, cuestionarios y risas. Al llegar a la habitación miré el móvil. Se había colado un dinosaurio en la foto. Si uno de esos con alas que tienen la cara afilada. Remontaba el vuelo después de beber en la orilla de Bubal. Seguramente había dejado a sus crías ocultas en uno de los picos cercanos. Que pena que lo pille de lejos y no me sirva como prueba de casi nada.