Había una luz irreal bañando los contenedores del punto limpio. Un atardecer apilado en grandes cajas grises. Deambulé por extraños rincones a medio camino entre un supermercado y un basurero. Adiós pantallas de ordenadores, no hace mucho vosotras acostumbrabais mirarnos a la cara, adiós tristes. Me cruce con otras gentes sin rostro, solo cielo. Al fondo la ciudad parecía un decorado sombrío que alguien ya había tirado. Y una sonrisa como respuesta a la entrega del formulario. Unas ganas de llorar venidas desde lejos que se enfriaban ahora con las primeras gotas de la tormenta prometida. Subir al coche, un acelerón, un bordillo. Comienzan a encenderse las farolas. Pongo la música y me uno a las luces en movimiento, “there is a house by the sea, the jelaus sisters they're waiting for me…”
3 comentarios:
ay! lo más bonito lo de las ganas de llorar y es que en cuanto me hablan de lágrimas me enternezco...y a mí no me sonrío el del formulario...
besos
Un supermercado, un formulario, un basurero, un cielo, pantallas de ordenador, aceite de freir usado, aspas de ventilador, un día justo apunto de levantarse, 1150 condones, un inicio de un final, unas alas de ángel tiradas en el piso, una bici que nunca corrió el Giro d'Italia, satélites que dan vueltas en líneas rectas, molinillos con olor a café, discos de vinilos rayados, sueños aburridos, un submarino aparcado, un picardías, un bidet, Margaret Astor Make up, un jersey desteñido, un quijote en sueco, un iglú de plástico, alegría...
Esto es lo que hay en los puntos limpios y en las canciones de Antonia Font
maravillosos de nuevo
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