Yo es cruzar con el coche la señal de entrada a mi pueblo y quitarme el cinturón de seguridad. Y eso que tenemos cuartel de la benemérita y todo. Pero oye, me ha dado por ahí. Estoy tan habituado a llevarlo que conducir sin el, es como otra cosa que no se muy bien como definir. Pero me siento estupidamente libre. Dentro del coche pero como en otro sitio, de otra forma. Y también me siento un poco rebelde, infractor y proscrito. Seguramente os parecerá una tontería, pero oye a mí (a falta de otras emociones fuertes) me da marcha, me hace sentir vivo.
3 comentarios:
Anda que quien te iba a decir a ti que te ibas a sentir rebelde desabrochandote el cinturon!!! si es que!!! Virgencita de los Jackson cuantas cosas nos quedan por ver.
con lo que tu has sido...
Pues yo tampoco puedo circular sin cinturón... ni sin música. Es subirme, seleccionar el tema según momento y destino, y aislarme del exterior. Me da libertad, supongo.
Aún hoy, no puedo evitar sonreirme al pasar por ese muro que en tiempos rezaba: "los maderos al fuego", mientras los abuelos del lugar veían pasar la vida. Siempre fuisteis más rebeldes...
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