Lo compré por mi pasión por la serie de compactos de Anagrama y por la portada, claro. Esta vez no me equivoqué.
Ayer terminé de leerlo, estaba tan metido en la historia que hasta olvidé el funeral de MJ. Cuando pasé la última página me quedé vacio. Algo que no me pasaba desde “Ahora es el momento”. De repente era yo con un nuevo hueco. Y éste no es el vacío de indiferencia que me queda después de leer muchos otros libros, si no esa tonta sensación de que ya siempre te va a faltar algo. Una sensación similar a la que te dejan otros libros El Extranjero, Menos que Cero, o incluso algunas novelas de Dennis Cooper y de Cormac McCarthy. Estas historias de lúcidos perdedores que tanto cuentan sin contar nada. Hay sexo explícito e indecoroso, violencia, gratuita, nihilismo adolescente y abundantes drogas. Toda una revolución para Japón en los 70. Pero sobre todo hay un relato deshilvanado acerca de eso que llaman encontrarle sentido a la vida, de buscar una identidad, sin saber que se busca y sin ninguna opción a encontrar.
Al pasar la última página en el equipo de música del cuarto de baño sonaba Superstar de Sonic Youth y no pude evitar pensar en que este libro es completamente contemporáneo y que ese Japón semi-ocupado por los Estadounidenses bien podría ser Zaragoza. Qué digo Zaragoza, Jaca que hay más militares. Salgo a la calle, voy camino del cumpleaños de “A” no me da la gana de caminar por la acera, un hombre vocea el nombre de una señora bajo su ventana mientras la gente bebe sus consumiciones en la estúpida fábula de las adoctrinantes terrazas veraniegas. Ha venido de visita un señor que conocimos en Punta Cana. Y yo que ya soy otro. Uno que caminaba de forma diferente. Porque una vez más, siento que en mi interior soy un libro más distinto. “Lilly, quizás debería volver, sí, debo volver. No sé adónde pero quiero volver allí, me he debido perder. Quiero ir a algún lugar más fresco, allí estaba antes, quiero volver. ¿Lo entiendes Lilly? Un lugar bajo grandes árboles que huelen muy bien. ¿Dónde estoy ahora? ¿Dónde estoy?”
Ayer terminé de leerlo, estaba tan metido en la historia que hasta olvidé el funeral de MJ. Cuando pasé la última página me quedé vacio. Algo que no me pasaba desde “Ahora es el momento”. De repente era yo con un nuevo hueco. Y éste no es el vacío de indiferencia que me queda después de leer muchos otros libros, si no esa tonta sensación de que ya siempre te va a faltar algo. Una sensación similar a la que te dejan otros libros El Extranjero, Menos que Cero, o incluso algunas novelas de Dennis Cooper y de Cormac McCarthy. Estas historias de lúcidos perdedores que tanto cuentan sin contar nada. Hay sexo explícito e indecoroso, violencia, gratuita, nihilismo adolescente y abundantes drogas. Toda una revolución para Japón en los 70. Pero sobre todo hay un relato deshilvanado acerca de eso que llaman encontrarle sentido a la vida, de buscar una identidad, sin saber que se busca y sin ninguna opción a encontrar.
Al pasar la última página en el equipo de música del cuarto de baño sonaba Superstar de Sonic Youth y no pude evitar pensar en que este libro es completamente contemporáneo y que ese Japón semi-ocupado por los Estadounidenses bien podría ser Zaragoza. Qué digo Zaragoza, Jaca que hay más militares. Salgo a la calle, voy camino del cumpleaños de “A” no me da la gana de caminar por la acera, un hombre vocea el nombre de una señora bajo su ventana mientras la gente bebe sus consumiciones en la estúpida fábula de las adoctrinantes terrazas veraniegas. Ha venido de visita un señor que conocimos en Punta Cana. Y yo que ya soy otro. Uno que caminaba de forma diferente. Porque una vez más, siento que en mi interior soy un libro más distinto. “Lilly, quizás debería volver, sí, debo volver. No sé adónde pero quiero volver allí, me he debido perder. Quiero ir a algún lugar más fresco, allí estaba antes, quiero volver. ¿Lo entiendes Lilly? Un lugar bajo grandes árboles que huelen muy bien. ¿Dónde estoy ahora? ¿Dónde estoy?”
3 comentarios:
Joder Al, eres un crack.Ni los mejores críticos de turno. Me tienes que pasar ese libro ya!.
Muaksss
Creo que nos vas a tener que pasar ese libro a todos. La vida es una tombola.
qué lástima! Porque luego releerlos nunca es lo mismo. Y de post adolescente nada de nada.bss
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